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Usar lentes de contacto es cómodo y práctico, pero también requiere cuidados diarios para mantener tus ojos sanos. Seguí estos pasos y asegurate de usarlos de forma segura:
Antes de manipular tus lentes de contacto o tocar tus ojos, lavate las manos con agua y jabón. Secalas con una toalla que no largue pelusa. No toques otras superficies antes de colocarte los lentes: así evitás contaminarlos.
Empezá siempre por el mismo ojo (por ejemplo, el dominante) para evitar confusiones. Esto ayuda a no invertir los lentes si tienen graduaciones distintas.
Sacá el lente del estuche con la yema del dedo. No uses las uñas, ya que podés rayarlo o ensuciarlo. Colocalo en la palma de tu mano y rocialo con solución multipropósito. No uses agua: la solución está diseñada para limpiar sin dañar.
Colocá el lente en la punta del dedo índice y acercalo a la luz. Si tiene forma de copa perfecta, está listo para usar. Algunas marcas incluyen un tinte suave o una marquilla que ayuda a identificar el lado correcto.
Usá una mano para sostener el párpado superior y la otra para bajar el párpado inferior. Con práctica, vas a encontrar el método más cómodo para vos.
Acercá el lente al ojo suavemente. Mirá hacia otro lado si eso te resulta más fácil. El lente debe estar húmedo, lo que facilita su adhesión al ojo.
Parpadeá lentamente para que el lente se acomode. En algunos casos, puede tardar unos minutos en ajustarse y lograr una visión nítida.
💡 Tip extra: Cambiá la solución del estuche todos los días y respetá la vida útil de cada lente. Si notás molestias o cambios en tu visión, consultá con tu especialista.
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